Diario de Greg 10:
Vieja escuela
Greg
Madre de Greg
Padre de Greg
Rodrick (Hermano mayor de Greg)
Rowley
Señor Jefferson (Padre de Rowley)
Emilio
Gareth
Jordan
Autor:
Jeff Kinney
Todo empezó un día en el que mamá se cansó de verme todo el día tumbado en el sofá, jugando a la videoconsola.
Reflexionó y se le ocurrió Recoger firmas para poder contribuir a ayudar al medio ambiente, quería que toda la ciudad se llevase un día sin utilizar ningún tipo de energía, como por ejemplo los móviles, videoconsolas... Y quería que pasáramos un día recogiendo la basura del suelo y jugando a los juegos antiguos de la calle.
A la semana siguiente mi madre consiguió reunir las suficientes firmas como para que lo pudiera hacer.
Para mí fue el peor día de toda mi vida, mi madre nos hizo limpiar y limpiar. Llegué a tal punto en el que me intenté escapar pero una scaut de las que estaba revisándolo todo me vio y me atrapó y a partir de aquello estuve todo el día trabajando y recogiendo basura.
Al día siguiente a mi clase le informaron de iba a realizarse una excursión a la granja Austera.
yo estaba muy ilusionado de ir y disfrutar con mi clase y mis amigos.
Llegó la hora de irme y mi abuelo me dio un libro en el que decía " consejos para los jóvenes ".
Cuando iba en el autobús me di cuenta de un olorcillo que venía de la bolsa en la que llevaba todas mis cosas, me di cuenta de que era un bocadillo que mi hermano se llevó a la misma excursión, no se lo comió.
Al llegar allí salía de un autobús con bastantes niños, uno de ellos llevaba un cartel que decía " cuidado con Silas Scratch ", todos los niños de mi clase se acordaron de que había una historia de un tal Silas Scratch que era un granjero, que cuando murió, se decía, que iba por las cabañas, por la noche, y se llevaba a los niños a su cabaña para devorarlos.
Aunque todos los niños de mi clase se asustaron yo, no me asusté porque mi padre cuando era pequeño me contó que casi todas las historias que existen son mentiras que algunas personas hacen.
Una de las cosas que hicimos allí fue asignar a los compañeros de viaje, los compañeros que me tocaron fueron los más frikis y gordos de la clase. Y nuestro monitor fue el padre de Rowley.
Una de las pruebas que hicimos allí fue recoger agua del riachuelo que pasaba por allí.
Entre todos llenamos 2 cubos y había que llenar 10 cubos, un niño de mi cabaña pensó recoger el sudor de las camisetas para poder llenar los 10 cubos más rápido.
Al terminar la prueba nos contaron que nos teníamos que duchar por las mañanas con ese agua.
Al día siguiente teníamos que formar pirámides con nuestros cuerpos.
Al terminar nuestra primera pirámide Emilio un niño de mi cabaña se cayó encima de Rowley y le clavó un diente a Rowley.
Este se tuvo que ir con su padre al médico para que pudieran sacarle el diente estancado en su cabeza, yo me desilusioné porque era el único niño de mi cabaña con el que me relacionaba.
Al siguiente día tuvimos que comer allí, en el comedor, y teníamos que comer un estofado, el cual estaba hecho de las sobras de años y años atrás.
Una de las reglas que había en la granja Austera era que no se tiraba ningún tipo de comida.
Dos días después los componentes de mi cabaña decidieron ir al riachuelo para capturar un pez y poder comer algo mejor que el estofado.
A mí no me gustaba la idea pero Emilio, Gareth y Jordan, estaban a favor de ir.
A sí que me quede vigilando la cabaña hasta que volvieron.
Capturaron un pez y al no poder aguantarlo lo metieron en el retrete.
Esa misma noche sentí pena por el pez y lo liberé.
Al día siguiente era el último día que estábamos allí, y mi padre vino a ser nuestro monitor, ya que el padre de Rowley estaba con Rowley en el médico.
En la granja Austera siempre, la última noche salían a dormir bajo las estrellas, en el bosque. A sí que fuimos a revisar y a preparar la cabaña y el sitio de acampada.
Por la noche consiguieron hacer fuego, pero no había suficiente leña, a sí que decidí ir a buscar más.
Me adentré en el bosque, y cuando me dí cuenta estaba perdido, decidí caminar en línea recta, ya que así lo ponía en el libro que me entregó mi abuelo antes de irme.
Llegué a una cabaña muy vieja y con carteles alrededor que decían: " !Vete de aquí!, !Vas a morir! ".
Pero fui valiente y abrí la puerta y me encontré que era la cabaña de mantenimiento y no la de Silas Scratch.
Me dí cuenta de que estaba mi padre y entonces me contó, que lo de Silas Scratch se lo inventó él para que los niños no descubrieran esa cabaña.
Hoy en día la leyenda sigue en pie.
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